sábado, 20 de diciembre de 2014

ALEISTER CROWLEY

ALEISTER CROWLEY


Aleister Crowley,  a quién, en ocasiones se define, un tanto arriesgadamente, como “padre del satanismo moderno”.
Eso es arriesgado porque resulta muy especulativo, Crowley no se definió al respecto, siempre jugó a la ambigüedad. En puridad sería más adecuado preguntarse lo que dice cierta canción de Ozzy Osbourne:“¿quién fue usted Mr. Crowley?”. Cierto es que la versión que realizó de la “Llave Menor del rey Salomón” se llama, significativamente, “goetia” (goecia), lo cual se relaciona con la magia negra, aún así el supuesto auténtico satanista Antón Szandor Lavey, reprocha, precisamente, su “tibieza”, no sólo a la teúrgia (magia blanca) sino también la goecia (magia negra). Posiblemente lo más adecuado sea preguntarse, junto al cantante, quién fue Crowley y, en todo caso, acercarse a él por su obra.

El thelema de Aleister Crowley

Así encontramos que el thelema de Crowley es, también, un “haz lo que quieras” pero, diferente al de Rabelais y al de Lavey. El “thelema” de Crowley es individualista y religioso. Por esa vía es egótico en lo personal –como lo es la variante de Lavey-, pero no es un “ser libre” –como lo propuesto por Rabelais-. La propuesta de Crowley se acercaría a Nietzsche por la vía de lo aristocrático, porque potencia lo desigual a favor “los mejores”, esos serían los que podrían “hacer su voluntad” en el thelema de Crowley, o, mejor dicho “quienes más podrían imponer su voluntad”, por tanto, hacerla. Esa ley de Crowley se resume en tres puntos:
  • Hacer tu voluntad será el todo de la Ley
  • Amor es la ley, amor bajo voluntad
  • No hay más Ley más allá de Hacer tu Voluntad

La inspiración del “thelema” de Crowley

Según Crowley, la idea del “thelema” la obtuvo por la vía de la canalización durante su luna de miel en El Cairo, en 1904, la canalización no es otra cosa sino un tipo de “mediumnidad”, de manera que, según Crowley una entidad –un tal Aiwass, definido por Crowley como “un Ángel Guardián”- se puso en contacto con él y la transmitió la filosofía de su “thelema”. Cabe preguntarse si fue una entidad o un escritor. Aún más por cuanto en The Antecedents of Thelema, Crowley hizo mención expresa de Rabelais, y lo llamó "Nuestro Maestro".
A partir del “thelema” Crowley genera una religión, un tanto elitista, con sus propias deidades y su culto, derivadas en gran medida de la mitología egipcia, y, diríase, que más creadas con fines estéticos y ceremoniales que por creencia religiosa. En realidad, el “thelema” de Crowley ni precisa “dioses” ni “antidioses”.

La oscuridad expresa de Aleister Crowley y la escenificada de Lavey

Más que en sus extravagancias, hay que buscar a Crowley en sus escritos. Es preciso diferenciar el que esos escritos contengan "poderes reales" –digamos que eso es cuestión de fe o creencia- de la transmisión de un conocimiento real de las materias sobre las que trata. En ese sentido, parecen bastante diferentes Crowley de Anton Szandor Lavey.
Crowley no hace batiburrillos, sabe lo que escribe y sabe lo que significa aquello que escribe, su idea del "thelema" no es incompatible ni encubre la "goecia". Es, sin duda, un personaje extraño y oscuro, pero, a diferencia de Lavey, es un personaje que tiene su propia "gnosis" (conocimiento).
Sus escritos en inglés, por ejemplo son expresa y voluntariamente arcaizantes en gran medida, por ejemplo, utiliza la palabra "thou" en muchas ocasiones, que es forma inglesa antigua de "you" y que se acerca a la forma griega "του", que significa "de", como ejemplo de ello puede servir la primera estrofa de la Invocación preliminar del Goetia:
"Thou art Osorronophris: Whom no man has seen at any time."
Así, esa primera estrofa, tanto pudiera decir -y dice en inglés- "Tú eres Osorronophris: A quién ningún hombre ha visto en tiempo alguno", pero también pudiera ser "De arte de Osorronophris: a quién ningún hombre ha visto en tiempo alguno".
Esa invocación preliminar -que se llama el "Ritual del no nacido"- se basa en un rito de exorcismo greco-egipcio -cuando la influencia helénica se había establecido ya en Egipto y dio lugar a diversos sincretismos-.
El caso es que Crowley sabe jugar y juega con las palabras, a veces no da dobles sino muy diversos sentidos a una misma cosa. Cuando se aborda uno de sus escritos, se ha de plantear los límites de la interpretación y… si ésta tiene límites. Porque Crowley favorece, a partir de una misma cosa, la extensión de un argumento o de... todo su contrario.
El hermetismo de Crowley lo es de palabras y lenguaje -esencialmente- y en mucha menor medida en hacer creer que tiene "conocimientos" ocultos o "misteriosos arcanos" que no desvela. Sólo sabemos aquello que dijo y escribió.
En cualquier caso, hay precedentes suficientes, de distinta índole, sobre esa idea de “thelema”, de “haz lo que quieras”, como para no ser preciso suponer que Crowley fuese contactado por nadie… fuera de ser contactado por sus lecturas.
A su vez, Lavey, no habla de “mediumnidad” ni de haber sido contactado en su “haz lo que quieras” ("do what thou wilt"), ahora bien, tampoco puede reivindicar una excesiva originalidad en su propuesta habida cuenta del número de precedentes existente y, también, de variantes sobre esa idea.


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